Von Herrn Doktor
En sentido alguno se trató de amenazas: Morena pretende que el país se la está pasando “a toda madre” pero lo real es que la economía nacional está desfundada.
Las tribus del partido gobernante, que se odian de manera mutua unas a otras han comenzado a mostrar signos de desgaste interior en lo que Mark Káiser llamó los “juegos del hambre” y eso que apenas estamos en abril.
Señores, la economía no da para más, México, quiero decir, los ciudadanos de a pie sufren en este momento una desgracia provocada por sus clanes: ya no hay dinero.
Todo se fue en la edificación faraónica de obras que a la nación no le reportan beneficio alguno: Tren Maya, Dos Bocas y Aeropuerto Felipe Ángeles, que lejos de arrojar ganancias financieras han desangrado las finanzas públicas.
No va a pasar mucho antes de que se anuncie que el causante de estas desdichas es el imperialismo yanqui con Donald Trump a la cabeza al habernos impuesto aranceles de 25 por ciento en autopartes y vehículos, acero y aluminio, hechos que habrían dado inicio al descarrilamiento de la economía nacional “que durante 35 años desarrolló en su seno el malévolo neoliberalismo”.
Lo grave en todo ello es que no se pueden subestimar los más de 18 billones de pesos con los que la anterior administración dejó endeudada a la actual, con exactamente 18.2 billones.
A eso hay que añadir el hecho de que las principales empresas calificadoras han señalado que Pemex (cuyos bonos de deuda ya no son confiables), al presentar pasivos por 2.4 billones de pesos más alrededor de casi un billón de pesos más en deudas con proveedores, han puesto a las finanzas nacionales en predicamento, lo mismo que en el caso de la CFE, cuyas deudas han crecido en parámetros similares.
En ese ambiente y ante la cercanía de la elección judicial, resulta que nadie -en sus sensatos cabales- mostrará intenciones mínimas por invertir en México, sumado a ello el desastre en inseguridad nacional, sin dejar de reconocer los esfuerzos de Palacio Nacional por abatir los índices en producción de fentanilo muy de la mano de los intereses de Estados Unidos.
La gente ya no tiene dinero en sus bolsillos, está gastando lo que no tiene mientras se permiten carpetazos a investigaciones judiciales como en el caso del Infonavit, en medio del desabasto más pavoroso de medicamentos.
Parece que la memoria es poca: a nadie le llama la atención el hecho de que una recesión se constituye de diversas partes: la ausencia de inversión o su caída en pleno, la quiebra masiva de empresas, el despido de millones de personas, la fuga de capitales a zonas más seguras y el desastre nacional generalizado con todo lo que ello representa.
Cabe la pregunta “¿podrá la Federación, como lo prometió hace meses, desarrollar los centenares de obras que se aseguró realizaría a lo largo y ancho del país o terminaremos todos por convertirnos en un país de comerciantes ambulantes?
(Del muro de Gabriel Rodríguez Piña)