Por: Ulises Rodríguez

Aunque el artículo 83 de la constitución local, que establece los requisitos para ser magistrado del Poder Judicial no impone ninguna restricción para ocupar el cargo en caso de que el aspirante a magistrado guarde una cercanía consanguínea o afectiva/social con algún actor político de relevancia que pudiera influir en su independencia de criterio a la hora de resolver litigios, en México entendemos muy bien que esto es algo que ocurre. Lo sabemos en Nayarit.

Es el caso de la magistrada Norma Haro Cruz quien, como persona merece todo nuestro respeto. No obstante, en un proceso electoral al que ella se ha sometido como candidata para mantener su responsabilidad como magistrada, es válido que hablemos de ella. La magistrada llegó al poder judicial como magistrada sin mejor carta de presentación que ser gente de confianza de Rodrigo Benítez en los días en los que éste era el poderoso subfical. Ella tiene, desde aquel entonces, una virtud que Benítez Pérez valoró mucho: era dócil y obediente. Pensando en convertirse en magistrado y eventualmente en presidente del tribunal, Rodrigo envió a la licenciada Norma Haro al tribunal superior de justicia. El gobernador avaló la propuesta y la mayoría de la trigésima tercera legislatura levantaron el dedo que hizo posible el aterrizaje de la licenciada al cargo de magistrada. No sólo eso: a la salida de la Lic. Rocío Esther González, en junio del 2023, Norma Haro fue designada presidenta del Poder Judicial ¿su tarea? Cuidar los intereses del régimen y de su mentor, el todavía subfiscal quien, meses más tarde, también sería designado magistrado.

Rodrigo esperaba ser magistrado y pretendía ser el titular del Poder Judicial. Lo vociferaba entre los suyos y se asumía como una especie de figura todopoderosa que controlaría, desde el Tribunal de Justicia, todo el aparato de impartición de justicia. En sus planes estaba la designación de subfiscal para gente de su confianza y seguir delinquiendo desde las instituciones. Horas antes de su designación como magistrado supo que no sería así: que sería magistrado sí, pero uno más del montón y se le pedía guardar un perfil bajo. En su contra pesó todo: las investigaciones que ya se hacían contra él y su equipo por parte de la Fiscalía General de la República por entorpecer las investigaciones en casos de desaparición al eliminar pruebas que pudieran ayudar a la identificación de restos humanos, la certeza de que abusaba del poder que ostentaba en ese momento para beneficiarse en todos los sentidos, la desconfianza creciente del gobernador a partir de un lío de faldas y, desde luego, las opiniones, cada vez más negativas sobre él de Gabriel Camarena y sus compinches. En pocas semanas, Rodrigo Benítez pasó de la presunción de ser “casi un hijo para el gobernador” a decirse perseguido por él. En esa ecuación, la presidenta del tribunal que llegó hasta ese espacio con ayuda suya, cambió su lealtad hacia los mismos que habían defenestrado a su antiguo jefe. Durante su gestión, la mayoría de las resoluciones dictadas en juzgados de primera instancia donde hubiera intereses del grupo gobernante fueron en el sentido de proteger los mismos por encima de la ley y de los propios ciudadanos.

Muchos personajes recurren al artilugio de hacerse compadres o ahijados -cuando se puede- de personajes poderosos. En México, se piensa que ésta práctica puede brindar algo de protección y es, quizá, lo que pensó la magistrada Norma Haro. Así lo demuestra el hecho de que, en su boda, el pasado 28 de diciembre, a la iglesia de Jala acudieron, en calidad de padrinos de bodas, el gobernador Miguel Ángel Navarro y su esposa ¿los contrayentes? La magistrada Norma Alicia Haro y su ahora esposo ¡Mario Puzo estaría orgulloso!

Imagina usted, amable lector, que la magistrada que ha destacado por su docilidad en el ámbito profesional, ¿se atrevería a rechazar una indicación que viniera de su padrino de bodas, que además es el gobernador, que además es quien la promovió para mantener su responsabilidad como magistrada en una atípica elección donde el respaldo del gobernante y de la estructura oficialista pueden hacer básicamente la diferencia? Perdone usted lo mal pensado, pero yo no lo creo. De eso trata esta elección para el régimen, de imponer a quienes le sean fieles, a quienes les cuiden las espaldas. De eso tratará la operación electoral esta semana. Están gastando millones para mantener su dominio en un Poder Judicial que ya controlaban ¡De ese tamaño es el cinismo!

La historia de superación personal de la magistrada es de reconocerse. Su origen humilde, sus esfuerzos y los de sus padres por darle la oportunidad de estudiar, merecen todo nuestro respeto, sin embargo, el debate de esta elección no versa sobre eso. Sino sobre la capacidad de decisión de los juzgadores y su independencia de criterio. Un rubro en el que la magistrada, a todas luces, está reprobada.

ESCENA POSTCRÉDITOS: Hay información que llega a veces y luego es tan increíble que uno termina por desestimarla. El Nayarit del gigante dormido nos ha enseñado que hacer eso, a la primera, es un error. Eso me ha sucedido con un amigo cuya información me parecía tan inverosímil que decidía ni investigar al respecto. Días, semanas o meses después, todas sus tesis se cumplieron con precisión. Fue él quien, hace unos días me afirmó que Rodrigo Benítez estaba en Estados Unidos en calidad de testigo protegido y habiendo entregado al gobierno de Trump información, digamos, delicada.

Eso no es lo sorpresivo, lo sorprendente es que, según mi amigo -quien dicho sea de paso, me dijo desde meses antes de que se confirmara sobre el supuesto intento de asesinato en contra del exfiscal-, Benítez Pérez estaría colaborando estrechamente con Edgar Veytia, su ex mentor a quien sigue llamando “jefe”. El exfiscal pretendería cobrar una deuda millonaria del 2017 y una de las cosas que solicita es la reinstalación de Benítez como magistrado. Ya sabrá quién es el presunto deudor. No sé usted, amable lector, pero a mí me da asco enterarme y corroborar esta clase de historias que ilustran la descomposición de nuestro sistema.

Sin embargo, sigo creyendo la premisa de que es mejor saber a qué atenernos que estar creyendo que vivimos en una tierra donde el gigante dormido ha despertado. Veo difícil el cumplimiento de la pretensión solicitada, pero en Nayarit todo es posible.

Nota al pie: se anexa la fotografía de la boda de la magistrada, hoy también candidata. Su nombre no sólo apareció en el acta de boda, al lado de la del gobernador, sino que aparece en la lista que entregaron a los movilizadores de MORENA y del gobierno estatal para votar por ella. Es una prioridad para su padrino/jefe que siga en el cargo. Los eventos privados se vuelven públicos cuando trastocan los intereses de los ciudadanos y creo que este es el caso.