Por José Agapito Robles/Censura!

En Tepic, el agua no es un derecho, sino un instrumento de castigo. La alcaldesa Geraldine Ponce y el SIAPA han convertido el acceso al líquido vital en un lujo reservado para unos cuantos, mientras a cientos de familias, muchas en situación de vulnerabilidad, se les corta el suministro de manera despiadada.

El periodista Óscar Verdin reveló en Relatos NAYARIT el caso de una madre y su hijo en la colonia Emiliano Zapata, quienes fueron obligados a recurrir a la justicia federal para recuperar el acceso al agua. Un Juzgado de Distrito concedió una suspensión provisional, ordenando al SIAPA restablecer el servicio de inmediato. La resolución es contundente: no puede haber más dilaciones ni chantajes económicos que pongan en riesgo la salud de los ciudadanos.

La hipocresía del gobierno municipal es insultante. Mientras el SIAPA se apresura a obtener un amparo para impedir que la CFE le corte la luz por falta de pago, no duda en cerrar las llaves de agua a la gente que apenas sobrevive. El mensaje es claro: los de arriba protegen sus intereses, mientras el pueblo es castigado sin misericordia.

La situación es más que un abuso de autoridad: es una violación a derechos humanos reconocidos internacionalmente. Pero Geraldine Ponce y su administración parecen ignorarlo, cómodos en sus privilegios, mientras Tepic se hunde en una crisis provocada por su desdén y soberbia.