Por: Ulises Rodríguez

Presumo de ser uno de los hombres mejor informados de todo el estado. Todos los días y, casi sin buscarlo, me llega información de los más variados personajes políticos de nuestra entidad.

Documentos, audiovisuales, pruebas de todo tipo que publico como sustento de las denuncias que realizo cuando así lo considero oportuno. Digo lo anterior porque considero que hay narraciones que serían infinitamente más ilustrativas si pudieran ir acompañadas del nombre de la fuente que me compartió dicha información -misma que siempre verifico-. Sin embargo, por obvias razones eso no es posible, nunca pongo en riesgo a quien me comparte datos y procuro, tampoco, caer en el juego de quienes muchas veces pretenden incidir en mi pluma.

Hice esta pequeña introducción porque las dos historias que a continuación narraré serían más atractivas si pudiera poner a los personajes que me las narraron, mismos que tienen una singular forma de contar historias. La primera versa sobre la detención de Luis Manuel Hernández Escobedo, exdirigente del sindicato de trabajadores de la UAN.

Según mi fuente, la detención del pelón Hernández no fue una instrucción del gobernador Echevarría, quien por esos días trataba de llegar a un acuerdo con la nomenklatura universitaria. Dicho acuerdo incluía la renuncia de Luis Manuel al SETUAN a cambio de no investigar temas en los que el dirigente sí tenía bastante cola que le pisaran, pero nunca estuvo sobre la mesa su detención. La salida sería, digamos, amistosa, pues incluía que él propusiera a un sucesor -siempre y cuando no fuera de su familia- y éste sería respetado. La medida serviría para bajar la tensión entre el gobierno del estado y la universidad. Es por ello que el gobernador Echevarría pegó el grito en el cielo cuando fue informado por su fiscal, Petronilo Díaz Ponce, que Luis Manuel había sido detenido por la investigación sobre el incendio en un edificio de la universidad.

El argumento era inverosímil y el proceso de negociación se iba al caño con esa noticia. El entonces gobernador recriminó a su fiscal, a quien le pidió liberar a Hernández Escobedo.

          -No puedo hacer eso, gobernador. Si lo hago, quedaré como tonto yo y toda la administración (con otro calificativo que dejo a la imaginación del lector)- fue la respuesta del fiscal. Toño, sin experiencia ni ganas, concedió. El resto de la historia, ya lo conocemos. Luis Manuel no es ninguna blanca paloma y es un personaje complejo, sin embargo, la opinión de los penalistas expertos es que no es culpable de las acusaciones por las que se le tiene detenido. Es como robar una sandía y pagar la condena por una manzana que no robaste. En esa administración intuían que la motivación del fiscal era la férrea oposición plantada por Luis Manuel Hernández contra Petronilo Díaz Ponce Abundis en los setentas, misma que contribuyó al descrédito del padre del actual fiscal. 

La segunda historia implica la liberación de un reo famoso de nuestro estado. Dos senadores influyentes le solicitaron al entonces gobernador Echevarría que liberara a un preso que, digamos, había financiado buena parte de la campaña de uno de esos dos senadores y había ayudado significativamente al arribo del partido en el poder. El nombre de los involucrados me lo reservo porque merece un análisis aparte. En esa reunión -que se llevó a cabo en Bahía de Banderas-, la voz protestante fue, nuevamente la del fiscal cuando se pidió su opinión al respecto, quien estuvo en desacuerdo con la liberación de dicho reo ¿su argumento?

       - ¡No podemos hacer eso, señor gobernador! ¡Quedaríamos como tontos! – 

El gobernador volvió a conceder. Seguramente tampoco quería liberar al reo y encontró una medida salomónica para quitarse de encima a los dos senadores: si me lo pide el presidente, lo libero sin problemas. No insistieron más.

Estas dos historias las recordé mucho los días anteriores. Pude corroborar ambas y me parece irónico que, alguien que cuidó con tanto esmero no quedar como tonto en la pasada administración, en la presente, pues bueno, sea el tonto favorito.

No han sido los personajes de alto perfil los que han dejado ver al fiscal como un timorato, han sido detenciones de quienes seguramente piensa tan modestos que podrán aplastarlos con el aparato de impartición de justicia. Casos como el de las autoridades de Camichín, el del cañero detenido por un accidente en el que perdió la vida un ciclista, el bombero que defendió de un hombre bajo los influjos de la droga la casa en la que realizaba trabajos de albañilería han cimentado la percepción de que el fiscal suele quedar mal parado frente a una sociedad que no sólo lo percibe corrupto, sino también sacrificable en el tablero político local. En las historias que han movilizado a la sociedad en las últimas semanas, suele haber los mismos ingredientes: ciudadanos que se movilizan por los suyos frente a un proceso que perciben injusto, oportunistas políticos y un tonto útil que suele ser el mismo: ¡exacto! don Petronilo.

EN LOS TRES CASOS…

En las historias de las autoridades de Camichín de Jauja, con el cañero y el bombero hubo elementos que, como ciudadanos, nos despertaron enorme simpatía. Primero, la solidaridad de sus familiares y amigos, que es una prueba de que son buenos seres humanos. Lo segundo, elementos que nos hacían pensar que son víctimas de una injusticia por parte de los órganos de impartición de justicia. Los videos que demostraban que la fiscalía había mentido en la detención del médico, en el caso de Camichín, la sospecha fundada de una mala práctica por parte de la juez que conoció del caso del cañero y la detención del bombero que auxilió a la detención de un hombre que irrumpió en la casa donde trabajaba, aun cuando pudo citarse en calidad de testigo.

En el primero, quedó demostrado que la fiscalía protege delincuentes (nunca se encontraron a los asesinos), en el segundo caso que los jueces de consigna hoy son una realidad que sólo empeorará con la elección de los nuevos juzgadores y en la tercera historia que es más probable que detengan a un ciudadano que perciben vulnerable a que asuman su responsabilidad en el caso. El hombre que murió durante su detención tuvo tiempo de consumir una dosis en la casa, donde dejó una bolsita con un logotipo muy particular que, entiendo, es la marca de quienes le vendieron dicha dosis. Para tener estos mecanismos de distribución es imposible no contar con la complacencia de las autoridades y me parece que son esas autoridades, tan omisas y cómplices, las que tienen buenas dosis de responsabilidad.

ESCENA POSTCRÉDITOS: El exgobernador Ney González fue un delincuente que llevó a otro nivel en Nayarit la corrupción institucional. Desde que hago crítica política he sostenido que es un personaje con más obscuros que claros y que tuvo un alto costo en vidas y en recursos para nuestro estado. Sin embargo, también tengo la creencia de que, si hoy volviera a competir contra el doctor Navarro por cualquier cargo de elección popular, su ventaja sobre el actual gobernador sería mucho más contundente que en aquel 2005.

Saco esto a colación por la nota que publica hoy Meridiano donde acusan al polémico Emiliano Zapata Sandoval Blasco de ser operador digital del exgobernador. No sé si guarde Emiliano cierta simpatía por el también notario público, pero sí creo que dicho panfleto es la respuesta a las críticas severas del también abogado laboralista contra el régimen. Uno puede estar o no de acuerdo con lo que escribe Emiliano, pero siempre lo leemos, algo de lo que no puede presumir la prensa oficialista. El argumento de que los gobernadores anteriores fueron peores no funciona porque la sociedad hoy sabe muy bien que, igual que en las anteriores administraciones, también en el gobierno del gigante dormido hay enormes latrocinios, despojos institucionales, extorsiones, abuso de poder, corrupción en grado superlativo, pactos con criminales y un cinismo a la hora de hablar de honestidad y buen gobierno que debería ser motivo de análisis psicológico.

ESCENA POSTCRÉDITOS DOS: Izarol Rodríguez es una empresaria del sur del estado que ha denunciado, de manera reiterada, el intento de despojo a ella y a su familia de enormes terrenos con plusvalía en Bahía de Banderas y Compostela por parte del fiscal, en complicidad con notarios locales. Sus denuncias han llegado hasta la Fiscalía General de la República. Sam López, el Piro, Béjar Fonseca y Veytia pueden sentirse profundamente orgullosos de su sucesor ¿será requisito para ser fiscal el ser un delincuente de clóset?